Otro tipo es el que se aprovecha de esta situación de menesterosidad, para hacer su negocio tradicional, que es la especulación. No todos han comprado en la temporada del boom, y hay personas de casas valiosas con las mejores hipotecas del mercado, en garantía de préstamos pequeños.
Aquí el especulador hace su agosto, y su negocio está en adquirir en documento privado (ni escritura ni nada) con la meta de poder localizar reposadamente un comprador nuevo que pague más por la casa, y de esta forma hacer lo que generalmente tiene por nombre “dar el pase”.
El vendedor ha vendido (puesto que la venta es válida se haga en escritura o bien en documento privado) y no puede volver a vender, mas el comprador, no aparece en ningún lugar como dueño (con lo que todos y cada uno de los gastos de Impuestos y Comunidad pueden ser reclamados al vendedor, que tiene por delante un martirio judicial).
El comprador cuenta con un tiempo más que placentero, en el que puede ofrecer una casa por un costo absurdo a quién desee hacerse cargo de exactamente la misma.
Es verdad que algunos de estos compradores son formales y si no hallan a quien “darle el pase” firman su escritura, mas otros sencillamente especulan, y se restringen a abonar los gastos de comunidad, y el IBI, y ciertas cuotas del préstamo, mas carecen de capacidad económica para encarar todos y cada uno de los préstamos que aceptan, y pueden provocar la reclamación del banco a un vendedor que pensaba que se había quitado un problemón de encima.
En lugar de abonar las hipotecas baratas de un familiar quédate con la casa y su hipoteca.
Alguna historia, trata de algunos empleados de banca despiadados, que siendo conscientes de la relación familiar, aconsejan a los progenitores quedarse con las casas hipotecadas de los hijos y subrogarse en los préstamos, mas que se niegan a admitir formalmente la subrogación.
Con esto consiguen una suerte de fiador auxiliar en el préstamo, sin gasto alguno para su entidad.
Comentarios recientes